Varias profesionales de distintos ámbitos de la gastronomía relatan sus experiencias de sexismo en el sector: paternalismo, ninguneo, alusiones a su físico o lucha por la conciliación
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Hagamos una breve pausa para comentarios improcedentes: «¿Por qué hay un día de la mujer? ¿Entonces también debería haber un día del hombre? ¿Por qué van a la huelga si son mujeres trabajadoras? Bla, bla, bla». Se trata de una fecha necesaria en cuanto que reivindica una igualdad de género todavía en el horizonte. También en el ámbito de la gastronomía, donde la mujer ha pasado demasiado tiempo elaborando buenos fondos, mientras el hombre lucía la preciada chaquetilla de chef. Que sí: ellos se han encargado de firmar las nóminas y ellas han tenido que conformarse con menos que sus compañeros.
El sexo débil (literalmente)
Maria Gómez, chef de Magoga (Murcia), segunda Cocinera Revelación en Madrid Fusión 2019: «El tema del peso. Por ser mujer, a la hora de coger peso en la cocina, me han comentado que no iba a poder con ello. Por ejemplo, a la hora de levantar una cazuela o alguna caja pesada. Y, sobre todo, me han hecho comentarios por la edad. La mayoría de veces, cuando un comensal ha preguntado por el chef, se esperaba encontrar a una figura masculina: cuando he salido a saludarles, se han sorprendido al ver una mujer joven al frente de un restaurante».
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